Un problema musical / Alejandra Pizarnik













El camino está nevado, y la sombría dama arrebujada en sus pieles dentro de la carroza se hastía.
















Vivía delante de su gran espejo sombrío, el famoso espejo cuyo modelo habría diseñado ella misma.






es preciso detenerse en el hecho de que padecía el mal del siglo XVI : la melancolía.

Un color invariable rige al melancólico: su interior es un espacio de color de luto; nada pasa allí, nadie pasa. es una escena sin decorados donde el yo inerte es asistido por el yo que sufre esa inercia. Este quisiera liberar al prisionero, pero cualquier tentativa fracasa como si hubiera fracasado Teseo si además de ser él mismo, hubiese sido también el Minotauro; matarlo, entonces habría exigido matarse. Pero hay  remedios fugitivos: los placeres sexuales, por ejemplo,por un breve tiempo pueden borrar la silenciosa galería de ecos y espejos que es el alma melancólica. Y más aún: hasta puede iluminar ese recinto enlutado y transformarlo en una cajita de música con figuras de vivos y alegres colores que danzan y cantan deliciosamente. Luego, cuando se acabe la cuerda, habrá que retomar a la inmovilidad y al silencio. La cajita de música o es un medio o comparación gratuito.






Creo que la melancolía es en suma, un problema musical:una disonancia, un ritmo trastornado.



#La condensa sangrienta
#Alejandra Pizarnik
#Ilustraciones/ Santiago Caruso

#Fotos / Sol Rithner



Gracias Santiago Petruzziello, por el regalo de tan bella edición de La condesa sangrienta.





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