La ciudadela / A.J. Cronin


 


el ejercicio de la profesión era enormemente duro, no, ay, porque tuviera muchos enfermos, sino a causa de la nieve, las difíciles subidas a las partes altas del distrito y las grandes distancias entre  las casas de sus pacientes. Cuando se derretían las nieves y los caminos se convertían en pantanos antes de que nevara de nuevo por la noche, la marcha era pesada y difícil.





Muchos de los perforadores que acudían a él quejándose de tos o de "algo de flema en los bronquios" eran en realidad casos incipientes o francos de tuberculosis pulmonar.

Había comenzado a preguntarse si no había alguna relación directa entre la ocupación y la enfermedad.





- ¿Advierte usted lo que quiero decir? - exclamó ansiosamente-. Estos operarios trabajan todo el día en el polvo, en el polvo de piedra de las galerías subterráneas. Sus pulmones se sofocan con él. Ahora tengo la sospecha de que es dañino.

Cuando estos hombres están enfermos no consiguen un solo penique de indemnización.





Andrés podía ver que toda la vida de Owen estaba dedicada a mejorar la suerte de los obreros. Amaba su trabajo en la Sociedad porque era la expresión de su ideal. Pero él aspiraba a algo más que servicios médicos. Aspiraba a mejorar habitación, más higiene, condiciones más seguras no sólo para los mineros sino también para sus familiares.




"He escrito en La ciudadela mi opinión sobre la profesión médica, sus injusticias, su ambición sin límites, su testarudez, sus estupideces... Yo he sido testigo de todos los horrores que narro aquí. Con esta novela no quiero denunciar a ninguna persona en concreto, sino al sistema."

A. J.Cronin






Reunión coleccionista 

La ciudadela

A.J.Cronin

Buenos Aires, Editorial Jackson, 1947.


Fotos: Agustín Francis / AP


Coleccionistas de Palabras

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