termino cada día, empiezo cada día







La mañana del sábado fue inolvidable.

Gustavo Di Pace me invitó a su taller. Gustavo es escritor y músico, fusión que le permite organizar encuentros tan poéticos y emocionales como el de hoy.
El mítico Willy Quiroga, bajista de Vox Dei la legendaria y pionera banda de rock, fue el invitado de lujo.  
Como dijo Di Pace, él pertenece a esos momentos de la historia cultural donde todo estaba por inventarse. Cuando la creación estaba en su expresión más pura, la del origen, pienso yo.

Para los que tenemos más de 50 años, Vox Dei es la memoria de un momento irrepetible, el de la potencia, como escribió Simone de Beauvoir, ese momento donde las cosas tienen fuerza.

 Recuerdo mis 10 años, deseando por primera vez escuchar uno de los discos de mi hermano, allí  en su cuarto pintado de azul. 
Tomar el vinilo de su colección y con cuidado, elevar la púa para después bajarla y que comience a girar.
Recuerdo los primeros acordes y esa voz ancestral :

 De sol a sol,
labrando tierra tendrás tu pan, 
todos los ríos van al mar,
pero este nunca se llenará

Agradezco profundamente esta invitación, en estos tiempos donde la memoria nos sostiene, 
nos devuelve aquellos días nuestros, tan felices.














Comentarios