Los heraldos del despojo / Hugo Mujica








Sea que un dios creó al hombre a su imagen y semejanza o el hombre imaginó a ese dios a semejanza suya,‭ ‬lo cierto es que cuando el ser humano comenzó a contarse el inicio del mundo en el que se encontró viviendo,‭ ‬dio como atributo primordial a ese dios el ser creador,‭ ‬dijo,‭ ‬intuyó,‭ ‬que crear es el acto más inicial que un humano o un dios puede realizar,‭ ‬o el acto en que uno y otro son un mismo acontecer,‭ ‬una misma fecundidad.

Siempre que escribo‭ ‬-que es mi forma de crear-,‭ ‬descubro,‭ ‬o quizá inauguro,‭ ‬algo de mí,‭ ‬de mí o de todos,‭ ‬como si el saber,‭ ‬el entender e incluso el obrar,‭ ‬no fuesen la inmediata relación que puedo establecer con mi ser o con mi nada‭; ‬como si el crear me enseñara también eso:‭ ‬que crear es más originario que saber,‭ ‬más abismal que comprender,‭ ‬más definitivo que actuar.‭

Lo que busco decir,‭ ‬lo que busco pensar poéticamente o poetizar pensativamente en este libro,‭ ‬es que el acto creador,‭ ‬en él y con él,‭ ‬volvemos a revivir el evento más originario y revelador que cada uno de nosotros vivió:‭ ‬el haber nacido,‭ ‬el instante sin sombra ni memoria en que sin estar nos recibimos,‭ ‬el instante creador que al recibirlo nos hizo comenzar a ser.‭

Cada acto creador nos sitúa en ese allí que no es lugar:‭ ‬a la nada desde la que todo llega,‭ ‬a la escucha de lo que adviene buscando un nombre que le nombre en su ser.‭ ‬Sin duda por esto mismo que una y otra vez,‭ ‬en el escribir de estas páginas,‭ ‬me encontraba homologando el crear con el nacer,‭ ‬el seguir creando con el continuar naciendo‭…

Intuyo que en la relación cara a cara,‭ ‬o desnudez a desnudez,‭ ‬con el ser de la existencia,‭ ‬la creatividad es la relación más decisiva,‭ ‬tan decisiva,‭ ‬que no podemos disponer de ella,‭ ‬tan decisiva que es gratuidad y don.‭ ‬Quizá,‭ ‬y finalmente,‭ ‬porque crear no es una manera de comprendernos,‭ ‬es la manera más radical de dejarnos crear.


#Hugo Mujica
#A manera de prólogo
#“Lo naciente.‭ ‬Pensando el acto creador‭”‬
Ed.‭ ‬Pre-textos, ‬2007











Debo confesar que, en un mundo donde la palabra, la música, los sonidos cotidianos sobrepasan un número pensable, me sedujo como un imán aquello del silencio. No sólo el silencio interior que, a fuerza de voluntad a veces logramos, sino un silencio real, estricto, voluntario. Lo imagino con un peso propio. El peso de lo no dicho, de la renuncia al espejo personal, como lo define el mismo Mujica. Y a pesar de ser yo misma una operaria de lo hablado quise saber más acerca de un universo donde el mensaje va más allá de la gestualidad y las mil argucias por las que, a través de quizá sólo una inflexión de voz, caemos en el afán de seducir y captar la atención del otro.
Entre los hechos destacados en la búsqueda de “otra cosa” que distingue a la década del ‘60 aparecen los experimentos con LSD (ácido lisérgico) que promueven Aldous Huxley con su fascinante libro Las puertas de la percepción y Timothy Leary en la Universidad de California, de la que finalmente es expulsado.
–Yo trabajé con Timothy Leary –recuerda Mujica– en un libro sobre el proceso creador y el LSD. Una experiencia muy interesante en Haigh Ashbury en la que también interviene Metzner. Leary murió hace poco y una noche, por casualidad, en un canal de cable vi un reportaje en el que reeditaba todo el mensaje de los ‘60 pero ahora referido a la computación. Dejó sumas siderales para que lo enviaran al espacio. Leary sostenía que la computación iba a reunir todas las mentes... En fin, creo que desde un comienzo estaba loco. Aquella fue mi primera impresión cuando lo conocí. Naturalmente no me atreví a expresarlo porque era considerado como una especie de gurú. Leary, que era médico, elaboró la síntesis química del peyotl, el hongo alucinógeno de los indios de América del Norte. En aquel tiempo el tema droga era principalmente un tema de investigación a través de grupos intelectuales o artísticos. No era de consumo masivo como para soportar el embate de la sociedad. Viéndolo a distancia quizás el hippismo fue un brote afectivo en la racionalidad sajona. Era básicamente una búsqueda de afecto más que de espiritualidad. Lo que se buscaba recuperar era el tocarse, abrazarse, la tribu inicial como organización familiar. Un retorno a la naturalidad: amamantar a los niños, comer alimentos en estado puro, versus una sociedad completamente mediatizada y artificial. Yo siempre comentaba con los amigos latinos que, para nosotros, el hippismo no era una cosa tan diferente. Era una gran novedad para los sajones.












–Quizá por eso cuando se dieron cuenta de que, finalmente, era sólo una especie de búsqueda del sol para los países que lo tienen menos, se desmigajó bastante pronto.
–Yo creo que, en realidad, pasan allí dos cosas: el hippismo es el último movimiento de contracultura y el primero cuya imagen no brota de un libro. Porque anteriormente aparecen los “Beat” con la generación de Allen Ginsberg, los existencialistas de Sartre. Hasta los hippies, las contraculturas provienen del pensamiento. A partir de ellos, desde el afecto o la falta de afecto. Y el afecto sin ideas no logra estructurarse. Por eso fue como una fiesta. Terminó, se apagaron las luces y quedó en la nada. El sistema se lo devoró. Woodstock es el sistema. 










Costó 2 millones de dólares de aquel entonces. Alguien puso esa plata y pensó “los tiros se disparan para adelante y no para hacer la revolución”. De los años ‘60 ha quedado una caricatura y si algo fue realmente serio allí fue el compromiso político. No se olvide que mataron a John Kennedy, a LutherKing, a Malcolm X. En pocas palabras fue una época que rozó una posibilidad de humanidad más humana.


#Por qué Hugo Mujica?
#Entre el silencio y el hippismo
#Magdalena Ruiz Guiñazú /Entrevista a Hugo Mujica












no basta ahuecar esperas,
                                  
                                   hay que cavarse fosa
                                                            donde un dios se arroje





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hay una barca

                   ardiendo en la playa:

                                   es la gran metáfora:
                                                             
                                                              la que no tiene meta


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cuando dos huecos se encuentran

                                                        no son huecos: es transparencia



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Y todo se cumple solo, 

                                       sin error, como lo inútil



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Los heraldos del despojo

                                               no se llevan nada: transparentan todo



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golpeando la puerta 
                             
                               de la casa vacía


no para que me abran,

                                      para escucharme llamado







#Hugo Mujica
#Responsoriales
#Buenos Aires, El Imaginero
#1986










Otra trama - Hugo Mujica: Dios, lo sagrado y el caminar

https://www.youtube.com/watch?v=MGFOTWG-R3c











#Los heraldos del despojo
#Buenos Aires, Bar El trébol, Parque Centenario, 18 de noviembre de 2017.

#Coleccionistas de Palabras: Mónica Tempesti / Soledad Rithner / Silvia Galiano/ Silvia Sarcansky / Alejandra Pultrone
























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