El alba de los potros / Ricardo Güiraldes
He puesto mis labios en los de la vida:
Náusea.
He visto la suerte golpear en torno suyo con manoplas de idiota.
Y el hombre es un espectáculo tan pequeñamente sórdido, que busco en mí la soledad.
La Porteña, febrero de 1922.
#Torso de Ricardo Güiraldes
# Anglada Camarassa/carbonilla
Tengo miedo de mirar mi dolor.
No vaya a ser que me quede demasiado grande.
Prefiero calzar mi deber como una valentía de espuelas e hincando mi pereza, que quisiera morir cobardemente, andar con frente firme ante la pampa yerma del dolor de los otros.
Sólo así quiero merecer.
"La Porteña", septiembre de 1924.
Soledad.
Un ruido de la noche hace su remanso de miedo en mi ignorancia. Nadie ha oído sino yo.
El día áureo de sol y fuerte de olores a viento libre, ha cansado los cuerpos humanos que yacen lavados por el descanso.
En el espacio de leguas, leguas y leguas, tal vez ninguna otra alma humana tenga encendida su vela.
Soledad.
Yo quiero ese inmenso espacio de silencio que me agranda haciéndome pensar la noche.
"La Porteña", 1921.
#Poemas solitarios
Algo ha caído en mí.
Algo se derrumba y tiene frío y tirita en la postura claudicante de un mendigo.
Quisiera tener manos en mi alma suficientemente poderosas para llamar a este hermano envejecido que se me queda.
La única apostura digna de madurarlo a uno es la de tensión.
Tender es el gesto precursor de crecer.
Todo en el mundo lo obedece.
Escuchar es una gran palabra y casi sinónima de tender. Escuchar es prepararse a la recepción -verdadera comunión- de lo ignoto y esencial. Rezar es en cierta forma, un poco burda escuchar y tender. Del gesto en tensión del rezo puede llegar la capacidad de establecer el contacto que produce la iluminación.
Escribir, escribir, un poco al tuntún, dejando al pensamiento guiar la pluma y también la pluma al pensamiento.Irse barranca abajo del declive por lo subconsciente y dejar las imágenes sustituirse en una fértil fuga de caleidoscopio. Un día la inquietud se agotará como la de una mariposa, para inmovilizarse sobre la flor de la serenidad. Entonces la savia de la vida ascenderá en nosotros por la atracción de nuestra sed.
¿He tendido el más débil vislumbre de lo que se llamaría éxtasis?
¡Sí!
París, octubre 6 de 1927.
#El sendero
Hacer los cantos en primera persona, como para ser dichos por cada uno y teniendo en cuenta los asuntos
que puedan ser de exaltación general:
Mi orgullo Mi malicia
Mi hombría Mi sangre
Mi insolencia Mi hospitalidad
Mi enojo Mi generosidad
Mi risa Mi fuerza
Mi amor Mi pureza
Mi coraje Mi nobleza
Mi cuerpo Mi compadrada
Mi soledad Mi dominio
Mi anarquía
#El libro Bravo
#Ricardo Güiraldes
Nadie podrá olvidar su corte
era la no buscada, la primera
forma de su bondad, la verdadera
cifra de un alma clara como el día.
No he de olvidar tampoco la bizarra
serenidad, el fino rostro fuerte,
las luces de la gloria y de la muerte,
la mano interrogando la guitarra.
Como en el puro sueño de un espejo
(tú eres la realidad, yo su reflejo)
te veo conversando con nosotros
en Quintana. Ahí estás, mágico y muerto.
Tuyo, Ricardo, ahora es el abierto
campo de ayer, el alba de los potros.
#Elogio de la sombra
#El Alba de los potros
#Buenos Aires, Librería-Bar Clásica y Moderna,sábado 12 de agosto de 2017.
Coleccionistas de Palabras
Mónica Tempesti / Soledad Rithner/ Silvia Galiano / Silvia Sarcansky / Alejandra Pultrone
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